Ir al contenido principal

Zempoala (1557). Fachada, torre-campanario y portal del convento



Esta hermosa misión agustina, también renacentisa, se destaca por el equilibrio entre la sobriedad de su fachada y la soberbia de su gran torre; y esto también la particulariza, ya que la mayoría de estas misiones siempre fueron construidas con las modestas espadañas y no con torres, para el campanario; no obstante, esta misión y la de Epazoyucan se hermanan por estar dotadas de sendas torres. Recientes investigaciones han demostrado que este conjunto conventual fue construido por los franciscanos, no lejos de aquí existe un convento franciscano (Atotonilco de Tula) que fue inicialmente agustino, esto me hace suponer que se dio alguna permuta de uno por otro. Compárese la armonía arquitectónica y volumétrica entre la fachada de la iglesia y la torre, a diferencia de la torre de Malinalco, que fue adosada sin mayor sentido de la proporción (http://malinalconvento.blogspot.com). Su gran fachada, casi desnuda, contrasta con el famosos y casi lugar común del exuberante barroco mexicano; esta fachada posee una portada renacentista de casetones y la ventana del coro está formada por un arco de medio punto. La capilla abierta se destaca por sus tres tramos horizontales.

Comentarios

Anónimo dijo…
Casino site? - Lucky Club Live Casino
Casino site? - Join our network and get the best casino experience. Our casino review luckyclub.live has all you need to know before you can play. Check out the

Entradas más populares de este blog

Tlayacapan (1554). Fachada, portal del convento a la izquierda y contramuralla a la derecha.

Aquí podemos ver la fachada del templo de Tlayacapan, muy sobrio, como todos los del sur pero impresionante por sus dimensiones. Semioculto, se ve a su izquierda la arquería del portal del convento. El conjunto tiene dos elementos arquitectónicos muy originales, que lo hacen diferente: Uno, la capilla abierta queda incluida en el conjunto de la arquería del portal; Dos, el conjunto conventual queda a la izquierda del que mira, mientras que todos los otros que he comentado arriba se encuentran a la derecha. Otro elemento original son los contrafuertes de la iglesia: son tan anchos como una contramuralla perpendicular al muro que sostiene. En esta foto se puede ver buena parte de el primero, a la derecha.

Acolman (1539). Fachada del templo, capilla abierta y portal del convento

Sin lugar a dudas el convento de Acolma es la más importante obra representativa del arte plateresco en América. Excesivo y sobrio a la vez es este convento, uno de los monasterios agustinos más rico y mejor conservado que existe en nuestro país. Su fachada plateresca casi raya en el exceso barroco. Es uno de los conjuntos más llamativos del estado de México por su tamaño y diseño arquitectónico. Fue construido por los frailes agustinos entre 1539 y 1560 siguiendo el estilo de fortaleza tan característico del siglo XVI. Su fachada, al fondo de un gran atrio cuadrangular, se compone de la portada del templo rematada por una modesta espadaña, comparada con la de siete arcos de Metztitlán, y una capilla abierta anexa y la portería del convento. La portada constituye uno de los ejemplos más admirables de la arquitectura plateresca de la época, por la belleza tanto de sus columnas y de los detalles decorativos en el friso y en el arco de la puerta, como de las esculturas que r

Metztitlán (1577). Primer cuerpo, ventana del coro y espadaña

La perfecta armonía entre el plateresco y el renacimiento se concretizan en esta fachada. Sobriedad renacentista, representada en el primer cuerpo de la fachada (que reproduce el esquema de una puerta romana) y grácil pasamanería del decorado de las jambas. La grandeza y sobriedad de la construcción no hay que exaltarla, por sí misma se destaca. Un guiño del renacimiento al plateresco representa ese listón anudado al centro de las cuatro sobrias columnas renacentistas, que enmarcan los nichos de San Pedro y San Pablo. La influencia de Acolman en esta fachada es evidente, pero como creación artística original, anda por su propio camino: lo que es exceso plateresco en el convento del Estado de México, aquí es equilibrio y contención. Pero el niño Dios y los ángeles músicos que le custodian tienen un claro antecedente en Acolman. No hay dudas que los constructores de uno y otro son los mismos, sin embargo, el trabajo en el Estado de México es una asimilación de la técnica europea (el ant