Sin lugar a dudas el convento de Acolma es la más importante obra representativa del arte plateresco en América. Excesivo y sobrio a la vez es este convento, uno de los monasterios agustinos más rico y mejor conservado que existe en nuestro país. Su fachada plateresca casi raya en el exceso barroco. Es uno de los conjuntos más llamativos del estado de México por su tamaño y diseño arquitectónico. Fue construido por los frailes agustinos entre 1539 y 1560 siguiendo el estilo de fortaleza tan característico del siglo XVI. Su fachada, al fondo de un gran atrio cuadrangular, se compone de la portada del templo rematada por una modesta espadaña, comparada con la de siete arcos de Metztitlán, y una capilla abierta anexa y la portería del convento. La portada constituye uno de los ejemplos más admirables de la arquitectura plateresca de la época, por la belleza tanto de sus columnas y de los detalles decorativos en el friso y en el arco de la puerta, como de las esculturas que rematan el friso (el Niño Dios) y que flanquean a dos ángeles músicos, y de la ventana del coro.
El primer cuerpo de la fachada está decorado con cuatro columnas abalaustradas ricamente decoradas con listones, guirnaldas, acantos, copones, y ángeles de cuerpo entero que parecen desprenderse en su grácil vuelo. En las calles formadas en medio de cada par de columnas se encuentra un nicho con las figuras de San Pedro (a la izquierda) y San Pablo (a la derecha). Culminan estos nichos sendos adornos florales y son sostenidas estos santos por un ángel. Al centro de la fachada se encuentra la puerta enmarcada por dos arcos rebajados; las piedras claves de ambos están decoradas. El arco exterior se encuentra decorado con alto relieves de temas vegetales, el interior, con temas angélicos y simbólicos labrados en piedras semi preciosas. Las jambas del arco exterior se encuentran decoradas con temas de grutescos, en su parte frontal, en la cara interior tienen labradas dos figuras humanas en alto relieve. En las enjutas de estos arcos se desarrolla el tema de la anunciación hecha a María: del lado izquierdo el ángel portador de la nueva a María, que será madre del Verbo, y del lado derecho la virgen que recibe el mensaje.
Las columnas sostienen el entablamento, finamente decorado y terminado hasta en los más mínimos detalles. El arquitrabe se decoró con gotas, que deben ser la parte baja de los triglifos, de forma esférica; después le sigue friso ricamente decorado con metopas de temas diversos, entre los que se destacan las cabezas de felinos (que se encuentran por todos partes de la fachada, como reiterado que le da unidad), mechones, copones y grutescos. Al centro del friso y a la altura de la piedra clave se observa una placa labrada con una leyenda. Por encima del friso se encuentra la cornisa decorada con cubos que simulan los extremos de las vigas que deberían sostener el techo. Por encima del entablamento, y como cúspide o frontis se encuentran tres figuras antropomorfas, la central es el Niño Jesús y las laterales son ángeles músicos; el de la izquierda porta una trompa y el de derecha una muy hispana guitarra; todo el conjunto está enmarcado con temas florales y dos columnas platerescas. Concluyen las cuatro columnas principales, por arriba del entablamento, en cuatro pináculos; los centrales son atlantes que sostienen cestos de frutas; los laterales culminan en mechones.
En la parte superior se observa la ventana del coro ricamente decorada con un arco de medio punto y un par de columnas platerescas ricamente decoradas, por encima del entablamento se encuentra un frontón que custodia un par de ángeles que sostienen un cortinaje y debelan el corazón de San Agustín atravesado por las flechas de la pasión por Jesús. Finalmente, a los costados, como en Ixmiquilpan dos escudos nobiliarios, el de la izquierda es el escudo real de Castilla y el de la derecha el glifo prehispánico de Acolman.
El primer cuerpo de la fachada está decorado con cuatro columnas abalaustradas ricamente decoradas con listones, guirnaldas, acantos, copones, y ángeles de cuerpo entero que parecen desprenderse en su grácil vuelo. En las calles formadas en medio de cada par de columnas se encuentra un nicho con las figuras de San Pedro (a la izquierda) y San Pablo (a la derecha). Culminan estos nichos sendos adornos florales y son sostenidas estos santos por un ángel. Al centro de la fachada se encuentra la puerta enmarcada por dos arcos rebajados; las piedras claves de ambos están decoradas. El arco exterior se encuentra decorado con alto relieves de temas vegetales, el interior, con temas angélicos y simbólicos labrados en piedras semi preciosas. Las jambas del arco exterior se encuentran decoradas con temas de grutescos, en su parte frontal, en la cara interior tienen labradas dos figuras humanas en alto relieve. En las enjutas de estos arcos se desarrolla el tema de la anunciación hecha a María: del lado izquierdo el ángel portador de la nueva a María, que será madre del Verbo, y del lado derecho la virgen que recibe el mensaje.
Las columnas sostienen el entablamento, finamente decorado y terminado hasta en los más mínimos detalles. El arquitrabe se decoró con gotas, que deben ser la parte baja de los triglifos, de forma esférica; después le sigue friso ricamente decorado con metopas de temas diversos, entre los que se destacan las cabezas de felinos (que se encuentran por todos partes de la fachada, como reiterado que le da unidad), mechones, copones y grutescos. Al centro del friso y a la altura de la piedra clave se observa una placa labrada con una leyenda. Por encima del friso se encuentra la cornisa decorada con cubos que simulan los extremos de las vigas que deberían sostener el techo. Por encima del entablamento, y como cúspide o frontis se encuentran tres figuras antropomorfas, la central es el Niño Jesús y las laterales son ángeles músicos; el de la izquierda porta una trompa y el de derecha una muy hispana guitarra; todo el conjunto está enmarcado con temas florales y dos columnas platerescas. Concluyen las cuatro columnas principales, por arriba del entablamento, en cuatro pináculos; los centrales son atlantes que sostienen cestos de frutas; los laterales culminan en mechones.
En la parte superior se observa la ventana del coro ricamente decorada con un arco de medio punto y un par de columnas platerescas ricamente decoradas, por encima del entablamento se encuentra un frontón que custodia un par de ángeles que sostienen un cortinaje y debelan el corazón de San Agustín atravesado por las flechas de la pasión por Jesús. Finalmente, a los costados, como en Ixmiquilpan dos escudos nobiliarios, el de la izquierda es el escudo real de Castilla y el de la derecha el glifo prehispánico de Acolman.
Comentarios
seria bueno que visitaras esta iglesia y dieras un punto de referencia de esta iglesia
gracias
Ramón